Con la exfoliación, se retiran las células muertas de nuestro cuerpo para favorecer una apariencia sana y saludable del rostro y del cuerpo. Mientras unas células mueren, otras nacen, de modo que la piel se va renovando. Así, la exfoliación favorece la eliminación de las células muertas, ayudando a nuestro cuerpo a renovarse. Lo cierto es que, aunque este proceso se produce de forma natural y constante en nuestro cuerpo, es importante potenciarlo.
De otra manera, es muy probable que las células muertas, la grasa acumulada a lo largo de la jornada y otras impurezas se combinen sobre nuestra epidermis para generar puntos negros, granos, impurezas u otras imperfecciones que es mejor evitar. Al final, acaba configurándose en nuestro rostro un tono apagado muy indeseable. Por ello, lo más normal es crear y seguir una rutina diaria de limpieza y, de vez en cuando, exfoliar nuestra piel a fondo.
¿Por qué optar por exfoliantes naturales?
Sin embargo, no todo exfoliante es necesariamente bueno para la piel. Muchos de ellos están elaborados con productos químicos que, al tiempo que limpian la piel, la dañan, puesto que sus componentes químicos son demasiado agresivos y pueden causar más mal que bien a largo plazo.
Es entonces cuando entra en juego la importancia de los ingredientes con los que se ha elaborado el exfoliante. Porque según la procedencia y naturaleza de los componentes, el producto tendrá sobre la piel unos efectos u otros. La cosmética natural que se utiliza tiende a ser mucho más beneficiosa para la piel. Ya esté enfocada a hombres o a mujeres, las marcas orgánicas están libres de sustancias tóxicas, siendo mucho más respetuosa con el organismo. Además, para las pieles más sensibles, los exfoliantes naturales son la mejor opción, en tanto que no causan daños en este tipo de pieles.
La regularidad con la que debes exfoliarte
Cada piel es distinta, y la regularidad con la que debemos exfoliarla, por tanto, también. Si nunca te has hecho una exfoliación o hace ya mucho tiempo de ello, sería conveniente que te acostumbraras a hacerte una al menos una vez por semana durante una temporada.
Más adelante, habrá que analizar el grado de daño que presenta la piel, o los problemas a los que tiene que hacer frente. Y es que para cada tipo de piel hay que crear una rutina distinta. Ya que las pieles secas no aguantan las limpiezas tan bien como las grasas, o las grasas no se ensucian con la misma frecuencia que las sensibles. Así, en caso de tener la piel seca o sensible, que no aguantan demasiado bien las exfoliaciones, basta con una vez al mes. Sin embargo, hay que destacar que los exfoliantes naturales favorecerán una buena respuesta de este tipo de piel a la exfoliación, ya que sus ingredientes orgánicos son menos invasivos.
Si, por el contrario, tienes la piel grasa, la opción correcta es hacerte exfoliaciones semanalmente, para quitar todo el sebo y evitar la aparición del acné y las imperfecciones, más comunes en este tipo de piel. Lo más importante, no obstante, es estudiar la reacción de nuestro cuerpo al tratamiento por el que hayamos optado y, sobre todo, elegir productos responsables y naturales. Que sean ellos los que se adapten a nuestra piel, y no al revés.
Además, como recomendación, antes de usar este tipo de productos para tu piel, es mejor consultar con tu dermatólogo. Así, te asegurarás de que en tu caso estás tomando la opción correcta.