Dieta de Verano:
refrescante y saludable
Con la llegada del Verano, el calor y el sol, comienza una estación que coincide con una serie de factores a las que nuestro cuerpo se tiene que ir adaptando poco a poco. Tras una primavera rebosante de vida, llega el Verano dónde la energía continúa subiendo y llega a su máximo esplendor. Los días son más largos, la temperatura aumenta y aunque tengamos más horas de actividad, tenemos que cesar nuestra actividad a ciertas horas por el calor y adaptarnos a las condiciones.
Tras una primavera rebosante de vida, llega el Verano dónde la energía continúa subiendo y llega a su máximo esplendor. Los días son más largos, la temperatura aumenta y aunque tengamos más horas de actividad, tenemos que cesar nuestra actividad a ciertas horas por el calor y adaptarnos a las condiciones.
Por lo que en torno a la alimentación se refiere, podemos tomar una serie de recomendaciones que nos van a ayudar a adaptar las condiciones ambientales y personales a nuestra dieta de verano, proporcionándonos mayor calidad y energía vital.
El verano es una estación llena de luz y calor, a veces en exceso, que debemos respetar y adaptarnos, en la que nuestro organismo necesita menos cantidad de calorías.
En la dieta de verano es recomendable tomar alimentos que nos refresquen y llenos de agua que aporten una hidratación adecuada a nuestro cuerpo. La ingesta de vitaminas, minerales y antioxidantes también es muy importante para que nos ayuden a reducir el aumento de temperatura corporal, que sufrimos como consecuencia del exceso de calor.
Si nuestra dieta de verano se basa en alimentos o platos más calóricos y grasientos puede provocar un exceso de calor y restarnos vitalidad para la actividad diaria.
Es temporada para reducir en la dieta de verano el consumo de grasas, por lo que es conveniente evitar frituras y grasas saturadas.
El Verano es la época de las frutas con más agua como el melón, la Sandía, Melocotón, peras de San Juan, Nectarina, ciruelas…y otras con más contenido en azúcares pero ricas en antioxidantes y vitaminas como los frutos silvestres, brevas, higos, cerezas,…
En esta dieta diaria podemos aumentar el número de ensaladas y variarlas, a base no sólo de verduras y hortalizas, también podemos añadir legumbres y cereales, para que no falten los hidratos de carbono y proteína vegetal, necesarios para un equilibrio en nutrientes adecuado.
Para refrescarnos este verano es recomendable, ensaladas de arroz, pasta, quinoa, judías o garbanzos, que pueden ser una buena alternativa; así como los gazpachos y sopas frías.
En la dieta de verano, las verduras y hortalizas podemos consumirlas crudas en la ensalada, rallándolas o en forma de crudités ideales para tomar con cremas o patés vegetales de hummus, tofu con semillas y otras variedades.
Los zumos y batidos naturales de frutas son otra opción refrescante para completar una dieta de verano sana y adecuada a la estación.
Tener especial cuidado al tomar en exceso azúcares refinados y lácteos, ya que el verano incita a consumir más helados o bebidas azucaradas y con alcohol que pueden alterar nuestro equilibrio interno y llevarnos a una acidificación del organismo, aumento de peso, y otras consecuencias negativas. Podemos sustituirlos por postres caseros de gelatinas, frutas, agar-agar o helados y sorbetes naturales de frutas con leches vegetales.
Siguiendo estas recomendaciones, junto con unos hábitos saludables y el comienzo de las vacaciones, pueden hacer que podamos disfrutar al máximo de esta maravillosa estación regida por la Luz, el Sol y la Energía en su máxima ascensión.