Nadie podría negar que son deliciosos y consiguen calmar nuestra sed. Sin embargo, los refrescos no son sólo una bomba de azúcar directa a nuestro organismo, sino un desajuste de los balances naturales capaz de causar estragos en nuestra salud a largo plazo. Tampoco se libran esas variantes ligeras y bajas en calorías y azúcar. Por ello, hoy te traemos los motivos por los que debes abandonar en gran medida o completamente el consumo de dichos líquidos. ¡Sigue leyendo y toma nota para un estilo de vida saludable!
¿Cuáles son los efectos de los refrescos en la salud?
A ver, vamos a admitirlo. ¡Es muy difícil dejar de consumir refrescos! No te preocupes, lo sabemos. Principalmente, esto se debe a su fuerte poder adictivo debido a sus compuestos basados en azúcares simples.
Sin embargo, deberías tener en cuenta un dato importante: la Asociación Americana del Corazón recomienda una ingesta menor de 25 gramos de azúcar al día en adultos. Curiosamente, una lata de refresco contiene casi el doble de este estándar, más otros azúcares agregados. Al igual que esta medida, te atraemos algunos inconvenientes para la salud que pueden surgir debido al consumo de refrescos:
- Tu hígado se acumula de grasa. El hígado es el único órgano capaz de procesar la fructosa del azúcar y el jarabe de maíz. No obstante, los especialistas apuntan que el exceso de fructosa se convierte en grasa acumulada. Mientras que un porcentaje se convierte en triglicéridos, otro tanto por ciento se queda incrustado en él.
- Causan obesidad. Además de la grasa que permanece en el hígado, la fructosa también se instala en tu abdomen. Evidentemente, esto es una de las principales causas de enfermedades como la diabetes o problemas cardiovasculares. Ya no es sólo pensar en la operación bikini, sino en un estilo de vida saludable.
- Mayores niveles de insulina. La insulina es la encargada de transportar la glucosa de la sangre a las células. Sin embargo, el consumo de refrescos provoca que éstas se hagan insensibles a la glucosa por resistencia a la insulina. ¿El resultado de esta acción? Una producción excesiva por parte del páncreas de esta hormona, un fenómeno causante de hipertensión, exceso de grasa y colesterol. ¡Menudo cuadro!
- Debilitan los huesos. Entre los ingredientes de los refrescos se encuentra el ácido fosfórico, utilizado expresamente para su conservación. Si bien es cierto que el fósforo es un elemento necesario para el organismo, su exceso es problemático, pues evita la asimilación del calcio.
- Problemas estomacales. Los refrescos favorecen el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino y, concretamente, el desarrollo de las bacterias malas. Esto, obviamente, puede desembocar en una irritación intestinal e, incluso, en una deficiencia inmunológica.
Pues ya ves, es hora de plantearse la dosis diaria de refrescos que ingieres. No abuses de estos productos y busca tu apoyo en el agua, que es sin duda tu mayor aliada para un estilo de vida saludable. ¡Mejor prevenir que curar!