El Omega-3 es un grupo de ácidos grasos poliinsaturados considerados elementos fundamentales de cualquier dieta sana, ya que ayudan a reducir el colesterol y a prevenir multitud de enfermedades, especialmente aquellas relacionadas con el corazón. De hecho, las personas que más se ciñen a la famosa dieta mediterránea, rica en Omega-3, son más propensas a tener niveles favorables de colesterol HDL (es decir, del bueno), lo cual es positivo para el corazón.
Un factor a tener en cuenta es que el Omega-3 no puede ser producido por el cuerpo. Por lo tanto, hay que ingerirlo, normalmente, en torno a dos veces por semana. El Omega-3 está presente en multitud de pescados grasos como el salmón o el atún, además del marisco y ciertas plantas. Por no hablar de los muchos alimentos que hoy en día aprovechan las cualidades del Omega-3 para enriquecerse con este ácido graso, como es el caso de muchos yogures o cereales. Otra cuestión que debes tener presente, es la relación que el Omega-3 guarda con otros nutrientes beneficiosos para tu dieta.
En el equilibrio está la clave
Es importante ingerir cantidades razonables de Omega-3 y Omega-6 (otro ácido graso, relacionado con el funcionamiento neuronal y nervioso, así como con la visión). La dieta mediterránea es un gran ejemplo del equilibrio necesario entre ambos componentes, pues cuando solo se toma uno de ellos y se deja al otro de lado, puede causar un desajuste en nuestro organismo.
En el otro extremo se situarían las principales dietas que se siguen en los Estados Unidos. Con niveles de Omega-6 mucho más altos que los de Omega-3, puede empeorar la inflamación del sistema circulatorio a lo largo de los años, y aumenta también el riesgo de muerte en pacientes con hemodiálisis.
El Omega-3, tu aliado para casi todo
Lo cierto es que se le está dando mucha visibilidad a este nutriente, y no es para menos. La cantidad de afecciones que puede prevenir o ayudar a sobrellevar es asombroso. Algunas de ellas son:
- Mantén a raya tu colesterol
Mantén a raya tu colesterol con nueces o suplementos de aceites de pescado, que controlarán los marcadores que promueven la aparición de afecciones cardíacas. El Omega-3 reduce la presión arterial en personas con hipertensión, así como el número de triglicéridos. Reduce también la posibilidades de sufrir un coágulo de sangre al espaciar entre sí las plaquetas.
- Cuida tu visión
Cuando no se tienen unos niveles correctos de DHA, un tipo de Omega-3 imprescindible para el correcto desarrollo del cerebro, es cuando aparecen los problemas con la vista. Y es que el DHA, además de ser fundamental para el cerebro, también actúa en las retinas de los ojos. Y como el organismo no lo puede generar, hay que incluirlo en la dieta.
- Protege tu mente
Como se menciona justo arriba, el Omega-3 es imprescindible para el cerebro. La memoria, el pensamiento y el comportamiento coherente se ve reforzado por la ingesta de Omega-3. Así, no son pocos los estudios que han demostrado que estos ácidos grasos reducen los riesgos de demencia y Alzheimer. Paralelamente, el Omega-3 también aminora la frecuencia de altibajos emocionales o comportamientos erráticos en personas diagnosticadas con esquizofrenia o trastorno bipolar.
También es destacable que el Omega-3 sirve para paliar los efectos de la hiepractividad que muchos niños sufren. A menudo, los pequeños que sufren de agitación y falta de concentración tienen niveles de Omega-3 menores a los de aquellos que no padecen estos obstáculos.
- Ayuda en el embarazo
Pero antes incluso de que los hijos nazcan, ya se les puede ayudar con el Omega-3. La dieta de la madre durante el embarazo es la que dictaminará que clase de grasas acumula el feto en sus tejidos, que se transmiten a este gracias a la placenta. Cuando estás embarazada, comes para dos, y madre e hijo comparten tanto los efectos positivos como los negativos. De esta manera, se puede ayudar (siempre en la medida de lo posible) a que el niño nazca con una buena capacidad visual, concentración, así como menores posibilidades de adquirir obesidad o problemas en el desarrollo.
Sin duda alguna, el Omega-3 es un componente básico en la dieta de cualquiera, se tengan o no riegos de padecer cualquiera de las afecciones mencionadas en este artículo. Eso sí, es importante consultar con tu médico antes de hacer grandes cambios en tu dieta. Como si se tratara de la piedra angular clave para una buena alimentación, es importante prestarle atención a este nutriente y preguntarse si se está tomando el suficiente.